17 de octubre de 2011

Diferentes versiones de un mismo cuento. Cazada, final.


¡Uffff! Pensé que no lo acabaría xD! pero después de una miradita, por fin puedo decir que un objetivo más para mi y este blog, ha sido cumplido. Organizado por Dulce y El Club de las Escritoras, llegó un reto que consistía en dar unas bases para crear dos inicios alternativos; estos a su vez se dividieron en dos más y así sucesivamente. En este caso, me tocó hacer el final del relato que inició Hada y continuó Paty. ¡Me emocioné un poquito haciendo esto y como que mis deditos no paraban xD, pero era el final y quería hacerlo al nivel de las dos grandes escritoras que me antecedieron! Así que espero de corazón que les guste y los disfruten. Dejo también, los primeros inicios para que no se me pierdan y lean el relato completo. ¡Espero dar el final que esperaban! Gracias ^0^!   



Primera Parte, de Hada Fitipaldi

Segunda Parte, de Paty C. Marin


Cazada

-Fragmento anterior-

“Mientras hablaba, había desatado los nudos de los pies de Susana, y también los de sus manos. Pero no le soltó el pelo, ni se apartó de su oreja. Ella no se dio cuenta de que estaba libre, tan solo sentía el cosquilleo de sus palabras bajándole por el cuello, los dientes puntiagudos rozándole la oreja, y sobre todo, su cercanía.”

-Por; PukitChan- 

Susana, pese al aturdimiento que sentía en esos momentos, tuvo que reconocer que Álex tenía razón en algo; no había sabido enfrentarlo y estaba siendo débil de una forma en la que no podía detenerse. La tensión en sus cabellos, la sedosa voz que le susurraba, le hacía sentirse atada, pero no de cuerpo, si no a él, a su alma… si es que la tuviera.

Tragó saliva con una sensación a metal, provocando mayor deleite para el vampiro, quien se vio agitado por aquel sutil movimiento de su cuello, su sangre, el estremecimiento de su piel. Álex sabía lo que ocasionaba en ella, su olor, sus temblores, el sabor de su sangre… todo la delataba. Y él no se quedaría con ganas de nada.

Un jalón más a sus cabellos, le bastó para levantarle totalmente el rostro y al separarse levemente, sus ojos se encontraron con un brillo indescifrable en estos. El brazo libre que Álex tenía, le bastó para rodear la cintura de la chica y tomarla entre su cuerpo, mientras se acercaba a ella, ladeando el rostro levemente. Susana inmediatamente supo cuáles eran las intenciones del otro, pero el ver cómo se acercaban esos rojos labios hacia los suyos, el hecho de cómo la miraba, no pudo detenerse. Abrió la boca para recibirlo, sintiendo que un escalofrío le recorrió inmediatamente: sus sentidos de alteraron, volviéndose locos, palpitando con fuerza en su interior. Ella era una detectora y las alarmas en sus sentidos, en su cabeza le indicaban que debía alejarse, pues él era una enorme señal roja gritándole que era peligroso, mas sencillamente Susana no quería. 

Los labios de Álex eran gruesos, suaves y habían encontrado el refugio adecuado en los de la chica, esa niña apenas adulta, demasiado cría para estar atentando contra alguien como él. Sin embargo, los deliciosos labios de Susana eran tan tentadores, que Álex sintió el deseo de rasgar esos dos pedazos de sangre y hacerlos escurrir del líquido rojo completamente. Pero la lengua que salía a su encuentro lo detuvo y entonces, al chocar ambas, comenzó un deseo un intenso por continuar, por besar y lamer. Sus colmillos tan filosos, no tardaron en dañar la lengua de Susana, haciendo de ese beso uno lleno de placer, combinando sus sabores todavía con los de esa deliciosa sangre.

…esto debía ser un atentado contra todo lo que ambos habían aprendido.

***
¡¿Dónde está?! gritó Darek. Había encontrado a Claudia inconsciente en un terreno baldío con la ropa desgarrada y el cuerpo lastimado. Ella no recordaba mucho de lo que sucedió, ni tampoco específicamente cómo había llegado al sitio en el que estaba. Cuando abrió sus ojos, el asesino que siempre las acompañaba, había conseguido hacerla reaccionar, más sin tener noticias de Susana.
¡Te digo que no lo sé! reclamó, igual de exaltada que el otro. Por supuesto que lo estaba, además de eso, se sentía culpable; ¿Cómo era posible que siendo ella la que los protegía, hubiese sido la primera en caer? Bien, al menos había aprendido que no debía confiarse de chicos galantes llamados Aitor. Entonces, Claudia cayó en cuenta de algo y sus ojos se dirigieron a los de Darek, quien en ese momento acomodaba un arma en su cintura, claramente furioso, más no desesperado. Ella se animó a preguntar. ¿Y el otro…? ¿Te enfrentaste a Aitor?

Darek le arqueó una ceja, como si aquel punto en esa situación careciera por completo de importancia. Lo más importante era encontrar a Susana, y por supuesto, al vampiro que la tenía presa.

***

No comprendía cómo exactamente la pared había tocado su espalda, de modo que repentinamente su cuerpo estaba apresado entre ésta y la anatomía musculosa de Álex. Susana se encontraba en una situación bastante comprometedora a la que no quería renunciar; estaba siendo marcada por un vampiro, mismo que parecía encontrarle gusto a ese beso con sabor a sangre, pareciendo que quería desgastarle los labios, irla succionando poco a poco. La presión de las manos de él ahora estaba siendo ejercida sobre su cintura y Susana, contra todos sus principios se aferraba a Álex por la espalda, como su tabla de salvación aunque en absoluto fuese eso.

La estaba matando lentamente.

¡Ya basta! vociferó Susana, de alguna manera sacando fuerzas de donde no creyó tener, al empujar al vampiro, quien retrocedió unos pasos por la repentina presión que sobre él había caído. La chica se limpió la boca con el dorso de su mano, logrando únicamente que la sangre acumulada le manchara la mejilla. Álex sencillamente, después de tambalear, recuperó el equilibrio con un gesto de arrogancia. La miró excitado, con el brillo de sus ojos sobrenaturales penetrándola a ella, la chica desafiante, la niña que se creía ya digna de enfrentarlo. Emocionante, casi podía oler su propio deseo invadiendo la habitación.
Eres un gato salvaje… insinuó él con burla y una sonrisa marcada en los labios. Levantó su mano para indicarle con un dedo, que se acercara, esperando su ataque, aunque muy patético fuera. Susana se sintió enfurecer y aunque sabía que ése no era su trabajo, se dispuso a matarlo con sus manos. ¿Cómo…? Aún no tenía ni idea y tampoco comprendía que justamente por ser así de impulsiva, había llegado a este punto.
Aún no lo entiendes… advirtió Álex, al comprender su decisión por la intensidad de su mirada. Tan joven como él, para los vampiros más viejos.

¡Álex…! gritó repentinamente una lastimada voz masculina.

***

Encontrar el rastro de Susana no había sido fácil, pero Darek tenía sus métodos. Afortunadamente, había logrado encontrar  a Claudia a tiempo, antes de que ese muchacho que era un futuro vampiro, le hiciera algo más. Darek llegó cuando Aitor estaba a punto de tirar a la rubia exuberante y deshacerse de ella como un simple costal, acto que enseguida frustrado.

El asesino no solía matar algo más allá que criaturas oscuras y aunque Aitor no lo era, supo por sus métodos, por sus formas, por sus reacciones, que todo el tiempo que hubiese vivido, había sido criado y entrenado por aquel que tenía a su detectora. Entonces, no dudo en atacarlo a puño limpio, notando demasiado pronto porque estaba con un ser oscuro. Demasiado hábil, sin duda, pronto pasaría formar parte de aquellos así que… ¿por qué no entonces, acabar ahora con él, cuando no era una amenaza tan problemática?

La lucha que habían ambos sostenido no había sido demasiado larga. Darek por ser asesino, era monumentalmente más hábil que el otro. Pero justo cuando lo tenía en el suelo, cuando los siguientes golpes le darían fin al pleito, lo pensó mejor; si no estaba Aitor, no encontrarían a Susana. Lo necesitaban vivo. Un golpe en el estómago fue suficiente para después arrojarlo lo más lejano posible de dónde estaban. El asesino corrió hacia Claudia, y la despertó al humedecerle el rostro. Cuando ella pudo hablar, Aitor había desaparecido.

Como Darek entonces había supuesto, el chico se dirigiría a buscar refugio y avisarle de ello al vampiro… era la llave para encontrar a Susana. Sigiloso y con Claudia de su lado, siguió a Aitor al escondite. Eso era todo.

***
¡Eres un estúpido! gritó Álex lleno de rabia. Susana, en cambio, sentía que una esperanza de sobrevivir, de no caer hasta lo más bajo había llegado finalmente a ella. Aitor era quien los había detenido y para impresión de la joven, había llegado lastimado, pero no sólo lastimado… esas heridas habían sido ocasionadas por Darek, sencillamente hacía falta mirarlo. Sin embargo, el vampiro conocía las consecuencias de la imprudencia de su aprendiz; estaban cerca los otros.

Miró a Susana rápidamente y sin dar tiempo de nada más, sus manos se aferraron al cuello de la muchacha, quitándole la respiración. Con alevosía, apretó más y más, pues tenía que dejarla desmayada para que no volviera a pedir ayuda, y así Álex pudiese llevársela a donde se le diera su maldita gana y quizás…

A… Ále…x… La voz gimiente de Susana no era más que un suspiro. Ella no era una chica débil, por lo que con los estragos de sus fuerzas, intentaba apartar las manos que le cortaban la respiración. Balanceaba su cuerpo mientras que Aitor, aún sangrante y lastimado, perdía la conciencia al no recibir ayuda de Álex, pero habiendo cumplido su misión de avisarle.

El vampiro por su parte, no tenía piedad, no había nada más allá que el gozo que sentía al ver el cuerpo de Susana morir lentamente, disfrutaba de sus jadeos y finalmente, se sintió llegar a la gloria cuando las manos de la joven, incapaz de sostenerse por unos segundos más, se deslizaron por su piel de mármol y cayeron vencidas…


¡Suéltala! Más tardó Álex en escuchar el grito, que en sentir como una bala se enterraba en lo que él creía una piel hecha de acero. Por reflejó, soltó a Susana quien cayó al suelo inconsciente. Ese simple descuido bastó para que Claudia, quien había aparecido por el otro lado, tomara a la detectora entre sus brazos y al alejarse, colocó un escudo rodeándolas, para rápidamente, darle a Susana ayuda de emergencia, todos los segundos ahora contaban.

Álex maldijo por lo bajo mientras miraba al asesino, su apariencia fuerte, su mirada fría y el arma, una escopeta que sostenía en la mano. Su mirada se desvió también a Claudia y a Susana, no obstante, cuando con sus uñas arrancó y sacó de su piel una bala ensangrentada, que tiró al suelo y aplastó con el pie, les dibujó una sonrisa divertida.

¿Y piensan que sus armitas podrán derrotar a un vampiro como yo?

El detonante ocurrió. Darek corrió hacia Álex, levantando la espada que traía en su espalda, para intentar atravesarlo o partirle la cabeza… lo que fuese conveniente. No dudaría en mancharse las manos de sangre, si con ello las mortales criaturas oscuras dejaban de ser un peligro para la vida de los demás. Álex levantó la mano, no hizo falta mucho para detener la espada en el aire que se dirigía hacia él.

Maldito… gruñó el cazador, empujando más su espada, usándola con una sola mano para inmediatamente sacar su escopeta y moverla, dirigiendo un disparo, cerca del corazón. Alex, que detenía el filo del arma con el brazo, giró hacia afuera, esquivando el balazo, dando una certera patada en la mano de Darek, haciendo volar la espada, cerca de donde estaban las chicas.

Justo en ese momento, la tos desesperada de Susana, hacía soltar un suspiro de alivio a Claudia, al lograr traerla a la realidad desalentadora. Álex brincaba, golpeaba el estómago, pero de la misma manera, Darek le dispara y pateaba. Sin duda el asesino era un chico bien entrenado, para sostener ese nivel de lucha.

Aunque el nivel de ambos era parejo, Darek supo aprovechar sus segundos de ventaja, cuando una bala se enterró en el estómago de Álex. El vampiro titubeó, y el cazador se acercó para de un golpe en el pecho, arrojarlo contra la pared, recargando nuevamente su arma, aquella escopeta diseñada especialmente para los seres oscuros.
Sí, si podemos matarte… siseó el asesino, cerrando un ojo para enfocar mejor su vista, apretando el gatillo; directo al corazón, con la suficiente fuerza para atravesarle el órgano y dejarlo en la muerte. 3… 2… 1..

Como un murmullo, el sonido de una bala fue escuchado por romper el viento. Giraba, velozmente, ante los ojos de un vampiro, que imperceptiblemente… sonrió.

Tan rápido como un parpadeó, Susana se había puesto en pie y tomado la espada de Darek. Corrió y cubrió con la hoja del arma el cuerpo del vampiro. La bala por su parte, rebotó, enterrándose en el techo de aquel lugar vacio.

¡Susana! gritaron el asesino y la protectora al mismo tiempo. La chica arrebatada había cometido la traición más fuerte y ahora, ante los ojos anonadados de sus amigos y los satisfechos de Álex, el mundo parecía haberse torcido.

Susana giró su cabeza furiosa, mirando a Álex, quien parecía ya decir que ella había caído, como muchas otras más, a sus pies.  Sin embargo, furiosa e incapaz de conceder piedad, como Álex minutos atrás no la tuvo con ella, Susana levantó la espada, y dirigiendo la punta rápidamente al cuerpo del vampiro.

Vas a ser asesinado por mis manos… musitó fuerte. Álex abrió entonces sus ojos, con el temor corriendo por vez primera en ellos, al tiempo que Susana clavaba la espada en el pecho del otro.

El filo de arma atravesó la piel y escuchando cómo algo en su interior se rompía, atravesó el corazón, hasta que traspasó completamente el cuerpo del vampiro, quien vomitó sangre, mirando siempre a Susana.

“La chica que me desafió…”

La escopeta cayó al suelo, un alarido de sorpresa y temor fue emitido… y Susana, con el arma en mano, observaba como el vampiro derramaba sangre negra de su pecho. Su piel antes blanca, se volvía negra y sus labios entreabiertos, se volvieron azulados. Permaneció con los ojos abiertos, hasta que una neblina cubrió sus pupilas. Había muerto.

Susana… susurró Darek.

La aludida no volteó. Se quedó mirando cómo el cuerpo de Alex se volvía cenizas grises que lentamente acabaron como el atractivo cuerpo de quien alguna vez fuese un vampiro.

Está muerto, Susana… dijo Claudia, colocando la mano en el hombro de su amiga, tratando de que soltara el arma, ya es suficiente…
Para cuando Susana bajó sus manos y brazos se aferraron a los de su rubia amiga, un escalofrío le recorrió la columna. Se separó inmediatamente, mirando los rostros de sorpresa tanto del asesino como la de otra chica. No parecía haber nada.

¿Crees que matar a un vampiro es tan fácil…?

Otro escalofrió recorrió a la detectora. Era la voz de Álex.

“Mira bien a tu alrededor y sabrás que éste no es el final…”

Abrió sus ojos al máximo, buscando algo que no sabía que era, ante las mudas impresiones de los otros.

No está… dijo Susana.
¿Qué? Darek se acercó a ella, cauteloso, aunque la chica lo tomó de los hombros, para verlo seriamente.
¡Aitor no está…!

El cuerpo del aprendiz del vampiro, sencillamente había desaparecido sin dejar rastro alguno. Se supone, pero no estaba ahí… ¿cómo?

“Nos vemos, Susana… ”
¡No está!


***

La luz de la computadora, que por un descuido de Susana, había quedado encendida, mostraba un anuncio que recibía la chica, en su bandeja de entrada.

“Tienes un nuevo mensaje de Álex.”


Fin

2 comentarios:

  1. K bueno!!!, me ha encantado!!!. Vaya un giro más chulo, d estar los dos tan atraidos uno x el otro a acabar Susana asesinando al vampiro... Aunke éste no murió realmente... Impresionante!!!, mañana lo publicaré en el blog. Gracias x participar!!!

    Ah!, gracias x apuntarte a la antologia navideña!!!. Muak!!!

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  2. Hola d nuevo hermosa!, k t cuentas?, espero k todo t vaya bien. Por cierto, acabo d darme cuenta del esqueleto k tienes en el margen derecho para subir en el blog, jajaja. K mono!, mira como anda con paso cauteloso!, jajaja.

    Bueno reina, cuando puedas t pasas x akí vale?:

    http://elclubdelasescritoras.blogspot.com/2011/10/poniendo-un-poquito-de-orden.html

    Saludos y feliz comienzo d semana!, muak!!!

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¡^-^ Muchas gracias por comentar y alimentar el alma de este blog *3*!